jueves, febrero 02, 2012

El número uno

SiWon se removió en sueños, el cuerpo al que se había aferrado con fuerza ya no estaba, gruñó un poco y frunció el ceño reciamente.

— ¿YunHo? —balbuceo en la oscuridad, YunHo no estaba en su lado de la cama y la puerta de la habitación yacía entreabierta, dejando pasar un halo de luz suave.

Algo malhumorado se levantó, restregándose los ojos para alejar a las lagañas que se habían acumulado.

La luz provenía del cuarto de enfrente, la puerta estaba también entreabierta, desde afuera se podía distinguir la figura estilizada de YunHo meciéndose con lentitud.

SiWon sonrió y se quedó allí un rato, sin atreverse a acercarse del todo, optó por recargarse de la pared sin hacer ruido, YunHo comenzó a murmurar una canción minutos después, con una voz tan agradable que Choi incluso cerró los ojos, deleitándose.

Al fin Jung dio un tierno besó sobre la pequeña frente, y depositó a la bebé en su cuna, cerciorándose de que tuviera los brazos libres y la manta no le cubriera los definidos labios, se dio la vuelta y su rostro marcó sorpresa cuando notó a SiWon, con una sonrisa cansada pero sincera.

—No sé porque haces eso—comenzó el menor—ella es realmente tranquila que no llora por las noches, y aún así tú sigues viniendo.

YunHo bufó bajito y caminó hacia la puerta, pasando a SiWon.

—Es una bebé, necesita cuidados, y yo simplemente se los otorgo.

—No es tan pequeña, ya pasó la etapa en la que solo podíamos dormir dos horas gracias a sus lloriqueos, yo preferiría que durmieras bien, ya que ahora el reto es cuidarla por la mañana—SiWon tomó el dorso de la mano del mayor y salió de la habitación, jalándolo hacia la que compartían.

—Si me hubieras dejado poner su cuna en nuestra pieza, no vendría todas las noches a verla.

—Si te hubiera dejado hacer eso, no le dejarías tener una habitación propia hasta los veinte años.

YunHo abrió la boca indignado.

— ¿De que hablas?, ¡yo sabría exactamente cuando llegara el momento de dejarla ir!

SiWon acaricio los pequeños cabellos que se revelaban, desaliñados sobre la frente de YunHo, y luego delineo las tupidas cejas con la punta de sus dedos.

—No, tú no eres capaz. Según tú, ¿qué edad es idónea para dejarla ir?

YunHo hizo un puchero y, algo atontado por las caricias respondió.

—Diecinueve. O…veinticinco.

SiWon rio, burlón, percibiendo cuando el rostro de YunHo cambiaba hasta mostrar su enojo.

—No hablaras en serio, ¿que edad crees que yo tenía cuando mis padres me dejaron decidir por mi futuro?

—No lo sé—respondió rápido, irritado.

—Quince, eh, quince. Y te recuerdo que tú también tenias esa edad cuando decidiste correr a hacer tu vida, y a esa edad vamos a dejar a nuestro retoño decidir por la suya—concluyó, feliz, golpeando la punta de la nariz de YunHo con un dedo—ahora, vayamos a dormir ¿si?, ella va a estar bien.

SiWon se sintió deshacer en ternura cuando YunHo dio otro vistazo preocupado a la habitación de HaeMi, luego le vio asentir e incapaz de dejar pasar el enternecimiento que le provocaba, le besó la frente y los labios lánguidamente.

—Venga—sonrió, se soltó de YunHo y se metió en la cama.

Y cuando sintió y oyó al cuerpo de YunHo inmiscuirse tras las sabanas, se abrazó a él, suspirando aliviado.

Ahora podría dormir perfectamente.






SiWon percibió otra vez esa molesta ausencia, dejó caer el brazo con fiereza sobre el otro extremo de la cama y este cayó sobre el colchón; no había ningún cuerpo que lo amortiguara.

Esperó unos minutos, quizá YunHo se había ido al váter, cuando los minutos se hicieron horas solo había dos posibilidades; o YunHo tenia indigestión—dígase vulgarmente diarrea—, por comer tanto ramen, o definitiva e insulsamente había vuelto a la pieza de HaeMi, a hacer sus innecesarias y según SiWon, ridículas rutinas de vigilancia nocturna.

Se incorporó dejando atrás el calorcillo de la cama, gruñó incontables insultos inentendibles y fue allí, donde YunHo pasaba más tiempo últimamente.

Lo encontró dormido, en uno de los sillones, muy cerca de la cuna de HaeMi, la pequeña estaba sumida en su tranquilo sueño y solo se podía percibir el sonido de su respiración, SiWon se perdió entre el leve jaleo del pecho que subía y bajaba parsimoniosamente.

YunHo era otro caso, tenía las piernas encogidas en una pose para nada cómoda, las manos sobre el pecho y los labios entreabiertos, sin embargo su cara lucia asquerosamente hermosa.

La ceja de SiWon se alzó, preguntándose como es que estaba tan profundamente enamorado de un ser así.

Se inclinó hacia la cara de YunHo, dispuesto a susurrarle cualquier cosa para despertarlo, pero entonces los labios del mayor se separaron más y dijeron torpemente un nombre.

—SiWon…—los ojos de Choi se abrieron y su corazón comenzó a latir más rápido—deja a HaeMi, que es mía…

Y YunHo soltó una patada sin abrir los ojos, al parecer estaba soñando noséquecosa y en dicha utopía, desproveía a SiWon, su propio esposo, de los derechos que le daban querer a su hija, hija de SiWon también. Además, según suponía SiWon, soñaba con impregnarle una buena patada en los bajos reinos.

Choi suspiro, sintiéndose algo decaído porque ahora YunHo no murmurara solo su nombre.

Sabia que cuando aquella pequeña que tanto habían anhelado durante mucho tiempo llegara a sus vidas, muchas cosas cambiarían, que ya no habría tiempo para hacer aquello, manosear eso y besar sabe dios que parte del cuerpo del mayor y viceversa.

Y por supuesto que también había pensado en aquella posibilidad, en aquella que le decía que YunHo ya no lo amaría más a él, que ya no sería su persona más especial, porque quizá ahora YunHo prefería a HaeMi sobre él, y no es que estuviera celoso de su adorable y guapa hija a la que le espantaría los novios por al menos dos tercios de años de su vida, sino que…

Para él, a pesar de estar allí HaeMi, para él YunHo seguía siendo el número uno.

— ¿SiWie?

SiWon vio a los castaños ojos adormilados, entreabiertos frente a él, olvidó cualquier regañó y le mostró una sonrisa leve.

—Toma mi cuello.

YunHo obedeció y SiWon lo alzó con facilidad, tomándolo por detrás de las rodillas y por la espalda, YunHo recargó la cabeza en su pecho y suspiró, restregando su nariz contra la tela de su pijama.

—Te amo SiWie.

Lo bajó, dejándolo sobre la cama lo cubrió hasta el pecho, posteriormente se tumbó al lado y lo abrazó por la cintura, pegando la nariz en la curvatura de su cuello.

—Y yo a ti, y aún más, tenlo por seguro.

YunHo no refutó y se dejó abrazar, no sin antes soltar un flojo beso sobre la frente del menor.

—Buenas noches—susurró, en un auspicio tan leve que apenas SiWon lo pudo oír.

—Idiota, ya es madrugada.

Choi se percató perfectamente de cuando YunHo se durmió y llegó a la conclusión de que, como pensó, ya no era para el mayor el número uno.

Y HaeMi se lo recordó ya bien entrada la mañana, cuando YunHo no le dio el beso de buenos días solo por prepararle el biberón a la nena lo antes posible.

SiWon hizo una rabieta mental pero se dijo que no importaba, y se convenció de que quizás, dejaría a HaeMi tener noviete antes de tiempo, solo para regresar a ser el número uno de YunHo más prontamente.

Ni siquiera consideró el pedirle una explicación a YunHo, quien nunca diría por su propia iniciativa que SiWon jamás había dejado de ser el número uno, ni el dos.

Porque eso sencillamente se vería mal en su historial de padre, y no es que no amara a HaeMi con todo su corazón…

Pero incluso su adorada HaeMi no podía contra el idiota arrogante de Choi SiWon.

Ni en el presente, ni en el futuro.

2 comentarios:

  1. Mañana vengo a dejar un comentario decente~ :D

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  2. xD haha .. Fue Gracioso .. !! Otra Pareja mia de mi ,favorita .. El Wonho ♥ Los Amo .. Gracias ah : Rie xD !!

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