Perfección

♥Mi inspiración.

     
¿Como pude dejarlo?, si es tan adictivo, ¿como dejar de amarlo?, si lo amo más que a mi mismo.


Su cuerpo, su respiración, contonear mis dedos por su piel es la razón que me quita la respiración.


Lo deje, lo deje porque era precioso y no pude soportarlo.


Lo deje y probé a otros, toque cuerpos, tantos que ya no recuerdo y pronuncie nombres que no me interesa volver a mencionar. Pensé en él y en mi abandono.


Pensé que volvería a sus brazos, y que a pesar de haberlo dañado seguiría perfecto, esperando.


Por mí.


—Te amo—susurra y me abraza quedamente. Su pecho choca con mi nuca, me aprieta contra él.


Respiro con dificultad, cuan difícil ha sido amar, más por el hecho de que no elegí hacerlo.


Sus labios se mueven y yo me pierdo mirándolos.


Suaves y tersos, carcomidos por mis mordidas, esperanzados por un beso dulce y cálido.

Lo amo, lo amo, lo amo.

Nunca deje de hacerlo.


Cuando arrope cuerpos indiferentes entre mis brazos, no pare de pensar que estaría haciendo. Él solo ha probado mis labios, él es bueno, él es dulce, él es terso.


Él es todo lo que yo no merezco.


Su aliento huele a vainilla, el dulce que tanto le gusta comer, no utiliza perfume de marca, no lo necesita, él naturalmente huele exquisito.


El pelo revuelto atrapa mis dedos con fuerza, lo jaloneo, me excita. Y me alejó.


Él es puro, yo soy mierda.


Una mierda que esta enamorado de un ángel.


—Te amo—busca mis labios y estampa los suyos contra ellos—te amo.


No es que no pueda oírle, es que no quiero, si continua diciéndomelo, si prosigue...caeré. 


Y su perfección se vendrá abajo.


No puede estar conmigo, no debe, él esta destinado a algo mejor, a algo que sepa respirar, amarlo y mantenerse.


Yo lo amo, yo respiro, pero yo fallo. 


No puedo.


—Yunnie, por favor—sus brazos se cierran en mi pecho—abrázame.


Su suplica se pierde en mi cuello, lo rodeo con los brazos y callo. Debo callar, si cree que no lo amo, si cree que no siento nada...


—Te amo, y me amas. La perfección no importa.


Y entonces pierdo. Y todo se va abajo.


Porque él es perfecto.