You And I

Dio un vistazo a la invitación color celeste. La estrujó contra su sudorosa palma y divisó la puerta de cristal frente a él.

Eran las 2 con 15. YunHo debía estar dentro, con la cálida y candorosa sonrisa de siempre, sus manos hablando por él y la risa escandalosa y deliciosa que ya escuchaba hasta en sueños.

Abrió la boca. La cerró. Dos veces, quizá tres o cuatro.

El sol le caía en el cabello, calentando las líneas castañas hasta un punto molesto.

Suspiró alzando los hombros y comenzó a avanzar. Hacia una muerte más.

—Si, eso me dijo...

—Buenos días.

— ¡Ah!, ¡ChangMinnie!—YunHo estaba tras el viejo mostrador de madera, sonrió sinceramente al verlo entrar, alborotando la campanilla que yacía al paso de la puerta, anunciando una entrada.

—Hablamos luego ¿vale BoA?—pidió a su empleada.

—Por supuesto jefe—la chica lanzó una mirada a ChangMin, luego a YunHo y desapareció tras la espalda del mayor, introduciéndose en los valles internos del local.

— ¿Y bien?, ¿que haces por aquí?

ChangMin notó el increíble traje de época que YunHo lucia encima; una camisa blanca a botones con volumen en los brazos, un chaleco negro también a botones de tela aparentemente rasposa. Una cruz le caía del cuello, sujeta a una cadena.

YunHo dirigía un café que prestaba también servicios de internet y biblioteca, tenían ya una popularidad masiva y realizaban noches de disfraces o música en vivo, etc.

ChangMin dejó a la invitación sobre el mostrador, tomando la mano caliente de YunHo entre las suyas.

— ¿Es?

—Si.

YunHo no rechazó su tacto, dejó que sus dedos acariciaran el dorso de su mano, a sus uñas grandes y jugara a colorear las líneas dispersas de su piel.

ChangMin buscó los ojos de su pareja, insistente. YunHo no quitaba la vista de sus manos unidas.

—Si lo vemos mejor, no es tan importante.

—Tan importante... ¿te estás escuchando?, apenas concibo que tú y yo seamos hombres ¿como pretendes?... ¿como?—YunHo quiso soltarse del agarre pero el menor se lo impidió.

—Ya te dije, estamos juntos por que nos amamos.

—Lo se pero...

—Nosotros no sabíamos nada, no es culpa nuestra. Nada va a cambiar entre tú y yo.

YunHo vio directamente a los ojos de su pareja, ChangMin le hizo una seña indicando que quería besarlo. Tragó saliva y se acercó de a poco al menor, colocando una palma en el cuello y cerrando los ojos al sentir los anchos labios del Shim cerca.

Solo un roce.

—Estaremos bien, lo prometo—tomó la invitación entre manos nuevamente—léela. Esos idiotas no se pudieron esperar, todo será la próxima semana. El miércoles, paso por ti a las siete ¿quejas?

YunHo recibió la invitación de las manos grandes del menor, sonrió quedamente y deposito un beso en la mejilla apacible de ChangMin.

—Ninguna. Excepto quizá...que salgo del trabajo a las diez.

—No abras.

—Si claro, mira que no soy como tú niño mantenido.

—Si nos casáramos—sonrió, llevando las manos de Jung hacia su cintura y colocando las suyas en la del otro, rodeando el mostrador para ello—trabajaría, mucho. Solo para ti.

—Aja.

—Hablo en serio.

—Y yo no te creo, en serio—se sonrieron. Sin embargo aquel azul celeste parecía llamar.

—Era nuestra felicidad o la de ellos.

—Podemos tener las dos ChangMinie.

ChangMin sintió las tiernas manos de YunHo acariciándole la cara, delineando agradablemente sus cejas.

—Ya lo creo. ¿Pasas por mi departamento esta noche luego del trabajo?

—Ni lo pongas en duda.

—Te espero—se soltó del agarre y regaló a la frente del Jung un beso ardiente.

—Si. Te amo—agitó la mano viendo al Shim salir.

—Y tú sabes...que yo a ti.

Mientras los pasos largos y elegantes del menor se alejaban, la sonrisa de YunHo flaqueaba más cada vez.

Inhaló y sus dedos largos abrieron cual flor la corrugada página azul.

"Están cordialmente invitados a nuestra boda.

ChungHo Jung & HayDen Shim"

Sintió el deseo de hacerla pedazos así que se contuvo y la lanzó lejos, queriendo ir a donde su padre y arrancarle los ojos de una.

¿Porque sus padres habían querido darse otra oportunidad?, ¿porque no se habían dado cuenta de que los lastimaban con todo aquello?

Amaba a su padre pero si la boda terminaba como la primera vez; en divorcio, no tendría reparo alguno en ir y cantarle toda su furia.

Quizá aún estando divorciados, ChangMin seguía siendo su hermano de sangre, pero que sus padres no tuvieran contacto y no llamaran una familia a su unión de siempre, lo hacia sentir todo menos amargo.

Cuando se enamoró de ChangMin, no sabía que compartía lazos de sangre tan íntimos.

Cuando se enamoró lo vio como a un hombre, no como al niño pequeño que tuvo en sus brazos años atrás.

Cuando lo presentó ante su padre como su mejor amigo, la cruda realidad le golpeo tal y como se golpea una mosca contra el suelo luego de morir a manos de algún buen insecticida.

Que ese era su hermano menor, que se había ido a vivir con la madre que no conocía al otro lado del país, que quería volver a ver a la mujer que marcó su vida, que le alegraba que se llevaran bien.

Que no, que no sospechó que ya se habían probado los labios y el ombligo más de una vez.

Se restregó la cara con ambas manos, la semana siguiente su padre y la madre de ChangMin, que era su madre también, se casarían de nuevo, argumentando que habían recuperado lo que ya creían perdido.

Internamente, YunHo sabía que solo jugaban, que el simple hecho de que se casaran era para no vivir solos la vejez, era como ChangMin había dicho, nada cambiaria entre ellos.

Nada, ni siquiera si la sociedad comenzaba a verlos como los hermanos que eran.

Chasqueo la boca, al parecer si cambiaria algo; ya no podrían besarse en público.

Argh.

¿Lo han notado?,

Mi primer incesto...

Shhh~~♥