Tercer helado

Revise los capítulos anteriores y me di cuenta de que lo había estructurado mal, así que agregue un párrafo más al segundo capitulo, pueden acceder desde aquí. 

Como podrán notar ChangMin hará varios flashback hacía el tiempo en el que YunHo no estaba enfermo. Espero que los recuerdos no los confundan, ya que no los quise poner en cursiva.

Gracias por leer y comentar~~♥

Abro la puerta y me encuentro con una señora de mediana edad. Muy guapa y elegante.

Apenas me saluda por cortesía, y sus ojos nerviosos buscan ver lo que hay detrás de mí.

Lo busca a él.

Las palabras se atoran en mi garganta, y los labios me tiemblan como gelatina. Un dolor comienza a crecer en mi corazón rápidamente. Pero ya le he llamado, ya esta aquí.

Ya no existe una vuelta atrás.

—Shim ChangMin.

—Jung JiHee.

Extiende la blanca mano y puedo reconocer aquella blandura familiar. Tibia y tersa. Pero no tanto como la de él.

Me examina un poco, y sus cejas se alzan al apreciar mejor mi altura y las ojeras que se, tengo desde hace meses.

—Agotador—suspiro y trato de sonreír. Pero su rostro preocupado me indica que no lo logre del todo.

Noto que no me reconoce, que no ve en mi rostro maltrecho al joven que fue presentado ante ella como el mejor amigo de su hijo, eso en cierta forma, es mejor.

—Donde... ¿esta?—me percato de su excelente educación, incapaz de ignorarme y rebuscar por si misma en toda la casa en busca de su pequeño ángel. Aquel ángel que sin querer le robe un frio día de otoño.

Aquel ángel que ahora, ya no podía pertenecerme.

—Por aquí, sígame.

Sentí mis pasos torpes, y los suyos nerviosos y ansiosos por algo íntimamente esperado.

Llegamos a la puerta, tome el pomo y mire sus ojos.

—Esta muy débil, por favor no sea efusiva—asintió como pudo, y mis dedos se tardaron en abrir, así como mi nariz en respirar.

— ¿Minie?—me sonrió, y la mujer al lado soltó un sollozo al reconocer esa voz. Esa voz que me decía cosas dulces día tras día, y la que ella no había oído en tantos años.

—YunHo, mi YunHo...—por fin la puerta dejó ver a la señora, que lentamente se cubría de lágrimas y se introducía al cuarto buscando el cuerpo de YunHo.

Él siempre me había dicho que no le hacia falta nada, que solo me necesitaba a mi. Que yo era su todo.

Pero esa tarde, mis ojos entristecieron al darme cuenta de que no era así.

YunHo lloró tan rápido como los tibios brazos de su madre le rodearon.

Y pude ver sus ojos tras las lágrimas, confundidos, tristes.

“¿Piensas que ya voy a marcharme ChangMin?, por eso estas haciendo esto”. Pude leerlos.

Pero esa era una mentira. Yo nunca permitiría que se fuera. No de este mundo.

Aún si eso significaba irse del mío.

—Muchas gracias muchacho, si no fuera por ti...—y nuevamente rompió en llanto. Uno callado pero profundo.

Conversábamos en la sala mientras YunHo dormía, agotado por las emociones fuertes que el reencuentro le hizo pasar.

—Yo...quiero mucho a YunHo—cuide mis palabras. No, no lo quería. En realidad lo amaba, más que a mi mismo y a cualquier otro. Él si es mi todo—no tiene que agradecerme nada. El bien de YunHo...es el mío.

Conmovida me abrazó, a pesar de ser un completo extraño a sus ojos y, aunque lo ignoraba era yo el causante de que hubiera perdido a su retoño hace tanto tiempo atrás. No lo dije. O aquel agradecimiento podía convertirse en riña.

—Que bueno que pienses así—me palmeo el brazo—y no te preocupes, cuidaremos bien de YunHo, le daremos lo mejor y estará en los hospitales más prestigiosos. Tú solo reza por él ¿bien?, mi Yunnie nunca olvidara a un amigo tan bueno.

“Amigo” susurre para mí, mientras la madre de quien más amaba se alejaba hacia la puerta.

Si supiera...YunHo nunca podría haber sido solo mi amigo.

—Vuelvo por mi niño mañana, ¿si...?

—Shim.

—Shim, claro. Mañana vengo por YunHo, debo preparar todo para su regreso ¿no hay ningún inconveniente verdad?

—No, por supuesto que no.

Hizo una reverencia y salió. Tan estrepitosamente como había venido.

— ¿Que tal si nos fugamos ChangMinie?—luego de decir eso, volvió a sonreírme.

No era la primera vez que me lo proponía, a partir de que cumplimos 2 años saliendo, no dejó de repetirlo.

“Fuguémonos, soy feliz con solo tenerte a ti.”

Pero yo estaba asustado, la familia de YunHo no era tan cuadrada como la mía, porque de no haberme fugado aquel día, el día en que conocí a YunHo, estoy seguro de que no sabría lo que es usar un jean y tenis comunes.

A YunHo, sus padres lo dejaban vestir como lo que era, un joven hermoso y lleno de vida, a mi, a mi prácticamente querían succionarme la juventud para pasar de una vez a la edad adulta y hacerme cargo de la empresa debidamente.

YunHo no tenía hermanos tampoco, pero sus padres no lo obligaban ni lo obligarían a nada.

Lo bese, admirando como sus parpados se cerraban antes de que mis labios tocaran los suyos.

—Esta bien, fuguémonos.

Y entonces su sonrisa se hizo más brillante, más de niño, más tierna.

—Gracias—se dejó caer encima de mis piernas, rodeo mi cuello y buscó mis labios—te amo.

—Yo también.

YunHo...con él, decir lo que sentía se convirtió en una necesidad. Las palabras se deslizaban fácilmente estando con él, lo que antes creía vergonzoso y tonto, repentinamente se volvió maravilloso.

Quería que me dijera "Te amo", una y otra vez hasta que ya no pudiera escuchar nada más, quería que me dijera "Mi amor", que fuera dulce, que me envolviera en sus cariños.

Ya nada era cursi, esa palabra se había ido de mi diccionario.

Pero él aún no lo sabía.

—Te amo muchísimo mi amor—besó mi nariz mientras yo rodeaba su esbelta cintura.

—Cursi—y pegó su cabeza contra la mía—extremadamente cursi.

—Y me amas, así—su sonrisa de nuevo, y un beso caliente en mi mejilla.

—Más de lo que puedo expresar.

Sus ojos brillaban y eran mi luz.

Una luz que yo no quería que se apagara nunca.

Atravesé la sala, camine hasta su cuarto.

Su respiración tranquila, su cara húmeda, aún dormido seguía llorando. Porque estaba tan feliz y tan triste al mismo tiempo.

Pero yo no podía estar triste, no por él. Mas si por mí.

Él estaría bien, tan solo tiene veinticuatro años, él es un ángel que tiene mucho por delante, lo aman muchas personas.

Pero yo, ¿que va a ocurrir conmigo?

No voy a regresar con mis padres, nunca. No hay nadie que espera por mi, nadie. YunHo se convirtió en todo para mí.

¿Que voy a hacer sin él? sin él no tengo vida. Ni sonrisa.

Lleve una mano a su pelo, negro como siempre. No se porque me pareció opaco y lejano en ese momento.

Lo bese en la coronilla.

—Te amo.

Y la única palabra que se acercaba a expresar todo lo que sentía, salió de mis labios.

Ojala que el pueda entenderme, que sepa las razones por las que hago lo que hago.

Por lo mucho que lo amo.