Vio al capitán de su escuadrón haciendo señas desesperadas, y a algunos de sus compañeros caminando en la dirección que este señalaba. En orden a pesar de la situación, y con rapidez, comenzaron a salir del rango probable de alcance de las bombas enemigas, hacia un bunker cercano, conectado a una red de túneles profundos.
El sonido comenzó a llegar a ChangMin una vez más, a pocos lugares de lograr entrar al bunker.
Entonces otra bomba azotó la tierra de nuevo.
Sintió su cuerpo siendo levantado por una fuerza brava, llena de furia. Su cabeza rebotó dentro de su casco y, segundos después, el sonido crudo de su cuerpo cayendo de golpe sobre la tierra.
No pudo oírse, pero sabía que estaba respirando.
Y no podía sentirse, pero supo que estaba incompleto.
Un zumbido se incrustó en lo profundo de sus oídos, y los ojos le mostraban visiones borrosas. El cielo azul, y nubes de pólvora aquí y allá.
ChangMin hizo el amago de sonreír.
Moriría viendo el cielo azul.
¿Qué cosa tan buena había hecho en la vida cómo para merecerse eso?
Sus ojos querían cerrarsele, pero él no lo permitió, con las pocas fuerzas que le quedaban decidió que miraría ese cielo azul hasta que su último aliento se lo permitiera.
La cabeza parecía palpitarle del dolor, y la sensación húmeda en todo su cuerpo le aseguró que se desangraba rápidamente.
Y en paz.
Entonces apareció él.
Un viento que probablemente no existia, le revolvía el pelo negro ligeramente largo, y las ropas blancas muy grandes cómo para ser de su talla. ChangMin pudo notar que iba descalzo, pero sus pies no parecían ser afectados por los restos de balas, por la suciedad o por la sangre del campo de batalla.
Cuándo llegó frente a él, se inclinó, y ChangMin pudo notar que el lunar estaba allí, sobre los labios, dónde era su sitio.
—No...no jodas—ChangMin no supo decir si de verdad las palabras habían salido de su boca o si se las imaginó, pero YunHo, o el cuerpo de YunHo, reaccionó sonriendo y llevándose un mechón de pelo detrás de la oreja.
—Vine por ti, ChangMin—dijo él.
—Desde cuándo...la jodida muerte tiene tu apariencia—musitó ChangMin, con esa voz enronquecida que no sabía real o imaginaria.
—Le pedí de favor a ella que me dejará venir por ti. Le dije que tú no confías en cualquiera.
ChangMin quiso reírse, pero sintió que su boca se llenaba de un líquido espeso, metálico.
—Imbécil—logró decir.
Y YunHo le besó la frente, y los párpados, la barbilla y los labios.
Y ChangMin ya no pudo decir cual de sus piernas o cuál de sus brazos le dolía.
Porque, honestamente, ya no le dolía nada.
Y su corazón se sentía tan, pero tan ligero.
Me los mataste a los dos . ahora que los dos estan de servicio . hace que mis lagrimas caigan :'(
ResponderEliminarDulcemente maravillosO!!!!!!!
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