jueves, febrero 06, 2014

Quinto día

De los labios se me deslizan las pocas palabras que hay que decir cuándo te encuentras a quién has amado durante mucho tiempo.

He conocido la sonrisa, y las lágrimas.


Dentro de las palmas, el agua de lluvia se retuerce, ingenua, recién nacida.


Nunca he querido reprimir mis sentimientos, pero tampoco he tenido muchas oportunidades para exponerlos.


Con la brisa, que me pega en la cara y hace arrugas en mi frente, llegas tú.


Caminando sin problema, sonriente, con los pies apenas tocando el piso, de una forma que jamás antes había visto.


Antes de que las palabras se me junten, antes de que, traviesas, encuentren su respectivo lugar para ser dichas. Me sobrepasas.


Ni siquiera me miras, no me notas, y yo, incapaz de decir nada, sólo te miro mientras te alejas.


Junto con el viento te vas, él parece adorarte; te sigue a todas partes.


Los parpados me pesan, las pestañas tiemblan, impotentes. El abrir y cerrar de ojos se hace lento, taciturno.


He perdido mi oportunidad querido mío, la he perdido.


Pero aún así, hay alguien que esta feliz.


¿Quién?, dirás. ¿Puede haber alguien que de verdad se sienta feliz con tan efímero momento, con tan fugaz intercepción?


Si. Lo siento aquí, en mi pecho.


Se emociona, tiembla y grita "oh por dios" cómo un loco. A él le encantas, y le ha bastado algo tan pequeño para sentirse así de feliz.


Es un chiquillo sensible que se da bien servido por casi cualquier cosa.


Es él, YunHo.


Mi corazón. A quién has dejado satisfecho.


Es él.

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