jueves, julio 28, 2011

Suavidad

La lluvia azotaba contra la cazadora que logró coger entre el ajetreo antes de salir de casa. Pero aún tenía frío, y al mismo tiempo no lo sentía.

Sus pies avanzaban a zancadas desesperadas y hábiles por las calles, alzando el agua que ya antes había caído desde el cielo. El corazón le golpeaba fuerte contra el cuerpo y sentía las mejillas heladas por el viento y la propia lluvia.


No importaba.


Ni siquiera importo cuando sintió el impacto en el lateral del rostro, enseguida se levantó y continuó la marcha.


Ya nada dolía, se sentía tan lejos de su cuerpo, cómo si este sólo fuera el transporte para llegar a lo que calmaría a su alma.


Llegó por fin. Su mirada no perdió tiempo; bailó hasta encontrarlo. Un convertible rojo aparcado a un lado, mojándose sin remedio alguno.


Nada dentro.


Confundido se acercó al carro pero pronto su respiración fue cortada por un apretón desgarrador.


Llevó las manos a su estomago; allí estaban. Las manos de YunHo.


Apretándose contra él, creando un calor sofocante a pesar del frío, haciéndole sentir seco aunque agua pura resbalaba por su rostro.


No se movió ni respiró. Ni un centímetro.


No confirmó con la vista si era o no YunHo. No lo necesitaba.


Eran sus manos, su altura, su olor, incluso la manera en cómo lo abrazaba por detrás lo delataba. Era él.


Lo sabía. Y sabía también que eso no duraría para siempre.


Calmó su respiración levemente, y decidió decir algo, tenía que decir algo. Pero no se le ocurría nada.


No se venían desde años y durante ese tiempo él no dejó de amarlo. Esa era una situación bastante delicada, ¿qué clase de diálogos preciosos tenía que usar para que aquello resultara tan mágico cómo en las películas?


No podía decir que los sentimientos en YunHo estaban intactos, porque en él no era así; lo amaba más. Más que aquella vez que decidieron separarse por el bien de ninguno.


Respiró y ese simple acto le pareció tortuoso. Sin embargo Jung no quiso que fuera él quien dijera esos diálogos sacados de cuál película, porque habló. Y lo que dijo dejó a ChangMin estupefacto; era lo idóneo.


Cómo si esas palabras hubieran sido creadas para decirse de entre todos los momentos en ese, y de emerger de entre todos los labios en los suyos.


—Se siente diferente.


Y respiró más, aún con las palmas de Jung rodeándole la cintura. Si, se sentía diferente. Porque eran diferentes.


No estaban allí cómo los dos estudiantes de instituto torpes que habían sido años antes. Ahora eran hombres.


Hombres que seguían muy enamorados.


Shim hizo el amago de voltearse pero YunHo lo apretó más.


—Dímelo.


Y sabía que era, de que se trataba, a que iba. La lluvia nunca antes le había parecido tan traicionera.


—No funcionó.


YunHo ni se inmutó y continúo apretándolo. 


ChangMin se resignó. Jamás podría ganarle.


—Que nos separáramos, no funcionó. Ahora sólo quiero estar contigo y olvidar que cometimos aquella estupidez.


El agarre en su espalda se volvió dulce, y sintió calidez golpear contra su cuerpo; la respiración de YunHo calmándolo.


Todo estaba ya, bien.


Temeroso esperó, resistiéndose a voltearse. Pero lo hizo, y una sonrisa agradable le dio la bienvenida.


—Cuanto tiempo.


ChangMin llevó a su pecho el rostro de YunHo y lo abrazó, con tanta urgencia que daba lo mismo si lo estrujaba demasiado. Quería sentirlo, y que YunHo lo sintiera. Con la certeza de que jamás volvería a irse.


La respiración de Jung golpeó contra su cuello, y se inmovilizaron, quedándose así un rato; con los ojos cerrados y el corazón desbocado. Entonces Shim alzó la mirada y lo vio. Sonrió.


—YunHo.


— ¿Hmm?


—La vez que nos separamos, llovía ¿verdad?


El mayor se removió en sus brazos apegándose más, inquieto por lo que ChangMin pudiera decirle.


—Si... ¿por?


—Porque esta vez también llueve pero, hay un arcoíris.


YunHo se volvió luego de que los labios de Shim rozaran levemente los suyos. Restregó la cara en el abrigo algo avergonzado, y admiró aquella curva de colores naturales.


—Si, eso significa que esta vez hay esperanza.


ChangMin no dijo nada y se apresuró a rodear la cintura de YunHo con más fuerza, buscando delicado los gruesos labios.


—Siempre la hubo—susurró antes de perderse en la fragancia y esencia del mayor.


Podían estar mojados, y cansados, llenos de aquel sofocante calor que provocan las emociones y agotados de los sentimientos ignorados.


Pero los labios de YunHo nunca dejaron de ser tan cálidos y agradables. Suaves.


Y ChangMin lo supo en cuanto los suyos los besaron, presa de la delirante necesidad que causa estar enamorado. 


Tanto tiempo, y tan puramente.

2 comentarios:

  1. >_________< mucho amor , me encanto! <3

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  2. ♥ Que suavidad xD ..
    Daria todo por tener los calidos suaves y agradables besos de yunho xD
    Ch:Ni En tus Sueños ¬¬
    u.u Ok !

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