La pelea

Es hermoso.

Es seguramente lo más hermoso que veré en toda mi vida, al igual que muchas otras personas.

Es precioso, y es mío.

—YunHo…YunHo, ¿me escuchas?

Estaba perdido en sus labios, y de pronto algo suave me obstruyó la vista, parpadee un poco, y frente a mí un adorable JaeJoong me miraba con un puchero.

—No estabas escuchándome…

—Lo siento—le bese la frente y sus mejillas se tiñeron, —es que he estado algo cansado—mentí.

Cuan estúpido me sentiría si descubriera lo mucho que me pierdo en todo él, en todo lo que tiene que ver con él.

—Hay que dar un paseo—me sonrió, mientras su palma se apretaba contra la mía—hace mucho que no estamos solos.

—Si—deslice la mano hasta su cintura, mí cintura.

—Oye…di algo más—exigió tímido, cómo ocasionalmente era cuando lo toco.

—Te amo.

—O-ok.

Y eso bastó para tenerlo contento un buen rato.

No sé cómo definirlo, ni siquiera sé porque le tengo.

¿Cómo es que llegó a mí?

No soy nadie fantástico ni nada por el estilo, entonces, ¿por qué?

¿Por qué este ser calificado cómo uno de los hombres más guapos de Corea quiere tenerme?, ¿por qué?, ¿por qué me ama?

Si me preguntaran las razones por las que yo lo amo, no acabaría. Las sé muy bien.

He estado estudiándolas para el día de nuestra boda.

—YunHoo…

— ¿Hmm?

—Otra vez no estabas escuchando—su cara no mostraba enojo, sino tristeza.

Tanto que temí haberlo herido realmente.

—Lo siento de verdad Jae, es que yo…

— ¿Por qué?

— ¿Huh?

— ¿Por qué me llamas “Jae”?

Me golpee mentalmente, desde que comenzamos a salir él era Boo y yo YunBear, excepto cuando estábamos en público. Y cómo el apodo de Boo no era, digamos tan vergonzoso, yo tenía que llamarlo así en cualquier momento, y Jae sólo usaba mi meloso apodo en la intimidad.

—Ah…lo siento yo…

— ¿Tienes a otro?

Me sorprendí tanto que no note el momento en que se levantó de la silla lentamente, amenazando con irse.

— ¿De qué hablas?—y, ¿por qué tiene que ser “otro”?

—Has estado distante YunHo, no me escuchas, no me llamas cómo tanto te gusta. Será que…—tapó su boca con la palma, signo claro de que mi amado ve muchos doramas— ¡vas a botarme por otro hombre!

Gritó a todo pulmón y poco me importo que estuviéramos en un restaurante, ya sólo me interesaba él.

— ¿Es una broma?—al hablar la mermelada escurrió por el costado de mis labios, estaba realmente anonadado, ¿yo?, ¿con otro hombre?, ¿sin Jae?, ¿cómo podría alguien creer algo tan absurdo?

—Dime tú si es una broma—la voz, la tierna voz que me susurraba al oído las más dulces palabras, emergió tosca y dolida.

— ¡Aah!, ¿pero de qué hablas?—le detuve del hombro, puesto que mi niño buscaba terminar la rabieta con una huida.

— ¿Acaso ya no soy “Boo”?—inquirió entristecido.

Yo poco a poco caía en la furia, ¿era el día de preguntar cosas estúpidas e imposibles de ser?

— ¡Argh! en primer lugar, ¡fuiste tú el que me obligó a llamarte así!

Sus tristes orbes se posaron en los míos que sólo yacían enojados, apaciguándose poco a poco. Sin darme cuenta que mientras a mí volvía la calma y la cordura, Jae acariciaba las primeras lagrimas.

—Jae, yo…—calle en cuanto me percate del Jae.

— ¡Eres un estúpido, Jung YunHo!

Lo sabía, su manera de bajar el telón era salir corriendo.

Y yo tendría que pagar la cuenta.