lunes, marzo 17, 2014

Hana

Bajó las escaleras con rapidez, la rejilla se cerró tras su espalda y él corrió hacía la cocina.

Comió con cierta premura y desorden dos panecillos suaves de queso, y un trago de leche directamente del envase, sopesó el ir a saludar a las visitas a las que atendían sus padres, pero el sólo pensar en los temas tan mal tratados, con errónea información y absurdas opiniones personales que se formaban alrededor de la mesa cada que esas visitas acudían, desistió.

Su humor era bueno, apacible, estaba en esa línea neutral agradable, sin furia u enojo, y no quería salir de allí.

Revisó las repisas una vez más en busca de algún bocadillo, pero no encontró nada, suspiró y regresó.

A través de los agujeros del diseño de la reja, pudo notar una figura negra, pequeña, paciente. Sonrió y abrió la reja.

Su pequeña chihuahua esperaba, y aun cuando él abrió la reja ella no se movió, como si estuviera esperando que él subiera o la dejará salir con él.

Tenía 3 perros, dos de raza mediana y a ella, la más pequeña a pesar de que era ya una adulta. Los otros dos perros al ser dejados atrás, lloraban, gimoteaban y no se rendían en su afán.

Pero ella era diferente.

Cuándo no podía alcanzarlo a través de su caminar rápido por las escaleras, se sentaba en el último escalón, con el trasero sobre el suelo y la mirada de ojos grandes y negros atentos, esperando, siempre pacientes. Ella no chillaba o ladraba, así que él no se enteraba de que estuvo allí todo el tiempo hasta que regresaba.

Ella, sin quejas, esperaba todo el tiempo que fuera necesario.

La levantó en brazos, le besó el pequeño belfo y subió las escaleras.
















—Ah…

—Hola.

YunHo parpadeó varias veces ante la imagen, ChangMin esperó mientras él decidía que decir.

—Ah… ¿qué pasa?

ChangMin bajó los brazos que estaban entrelazados contra su pecho y comenzó a sobarse las pantorrillas, extendidas frente a él.

—Llegué temprano, pero tú no estabas.

YunHo vagó los ojos sobre ChangMin; sentado en el pequeño escalón apenas entrar al departamento, sin nada en las manos, sin realizar nada en sí, cómo un niño pequeño que no pudiera hacer nada sin él.

—Pero… ¿por qué tú?

Fue el turno de ChangMin de parpadear, con sus grandes ojos desapareciendo tras las mantas de sus pestañas.

— ¿Comemos fuera? —sugirió finalmente YunHo, convencido de que ChangMin no se movería si él no proponía algo.

— ¡Sí! —ChangMin se levantó, se sacudió los pantalones y después de despojar a YunHo de su bolso se colocó a su lado, caminando hacía el ascensor.

YunHo le diría a ChangMin, con toda confianza, lo mucho que este se parecía a la perrita chihuahua que tuvo en la adolescencia, pero no lo haría, sólo porque jamás, jamás podría cargar entre sus brazos a ChangMin de la forma en la que cargaba a Hana.


Con una sola mano.










Ella es Hana ft Loki durmiendo & mi cuarto sucio. Tímida chihuahua que muestra su amor silenciosamente, pacientemente. Muy diferente a cómo lo hacen sus hermanos.

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