Obviamente había visto hacer infinidad de cosas horribles al cuerpo humano.
Es
decir había visto los resultados.
Pero
nunca había visto a nadie recibir un disparo.
Y
mucho menos a medio metro de mí.
Aunque
no me asuste tanto cómo hubiera imaginado.
Quizá
porque sabía que podría reparar los daños.
Rehacer
lo que se había deshecho.
Cuando
ChangMin se levantó del piso, el ladrón ya no estaba.
Y por ende, la
bolsa de la mujer tampoco.
El olor a
pólvora tardó poco para llegar a sus fosas nasales.
Asqueroso.
Aturdidor.
Aún sentía el
sonido de los balazos repicando en sus oídos.
Cuatro, según
su percepción.
Cuatro y un
cuerpo muerto, según su lógica.
El aroma de la
sangre y las entrañas calientes que comenzaban a llegar a su nariz, la
sensación de que un humano abierto y aún fogoso estaba cerca, le dijeron todo.
Que el ladrón
por muy cara de estúpido que tuviera, poseía buena puntería.
Se asomó, por
encima de los bultos de arena que estaban tirados en el suelo para verlo.
Era un chico,
cómo había alcanzado a notar antes de que el ladrón disparara.
Un chico muy
hermoso.
ChangMin se
acercó y examinó con cuidado.
Una sola bala,
incrustada en el pecho.
El ladrón
había disparado cuatro proyectiles, pero sólo uno había logrado llegar a donde
quería, porque las demás habían caído en el estomago, abriendo de forma obscena
el joven cuerpo.
La sangre
salía a borbotones y las entrañas del chico adornaban parte del asfalto.
A su cara no
había llegado la sangre, ChangMin distinguió la nariz más bonita que había
visto en su vida y unos labios perfectos, empujados aún más hacía la belleza
gracias a un lunar en la parte superior, ChangMin pensó de repente en la tierra
y la luna.
Ese lunar era
el satélite natural exclusivo de aquellos labios muertos.
Había sido una
verdadera lástima, un chico tan hermoso y valiente, todo un caballero al querer
ayudar a una mujer cuyo bolso fue arrebatado por un solitario terrorista.
Lo había
perseguido por al menos seis calles.
Hasta que el
ladrón recordó que llevaba una pistola bajo su chaqueta y decidió usarla.
Entonces el
chico de seguro supo que era mejor opción haberse quedado a consolar a la mujer,
que intentar atrapar al ladrón en cuanto su cuerpo fue penetrado por la primera bala.
—Fuiste muy
imprudente—regañó ChangMin con un tono dulce, agitando el flequillo negro del
muchacho mientras estaba en cuclillas—muy. Muy imprudente.
Se levantó
exhalando aliento, los sonidos de unos tacones apurados sobre el piso lo
advirtieron.
Frente a
ChangMin estaba una mujer, ajetreada, despeinada por la carrera que se vio
obligada a realizar, con tacones
innecesariamente altos y el cabello teñido de un rubio chillón.
No llevaba
bolso.
— ¿Qué
ocurrió? —preguntó y
ChangMin apenas pudo entenderle. Su respiración era muy pesada.
—El tipo que
robó su bolso le dio un balazo—la mujer se cubrió la boca y luego se acercó dos
pasos.
Desde donde
estaba no veía el cuerpo.
—Pero, cómo…
—Por favor,
llame a la policía y pida que manden una ambulancia. Hay un teléfono público en
la siguiente calle—pidió y adelantándose a lo que la mujer diría, extendió la
mano con las monedas suficientes en ella—apresúrese.
La mujer se
acercó lo suficiente para tomar las monedas y, cuando sus ojos lograron ver un
poco más del cuerpo mancillado, su estomago se comprimió, amenazándole con
arcadas.
— ¿Está vivo? —preguntó
con cautela, el puño con las monedas temblándole y los talones casi a punto de
romperse.
—Aún respira—mintió,
sabiendo que la mujer no había visto lo peor del asunto.
Cómo las
tripas tintineando fuera del cuerpo, por ejemplo.
— ¡Volveré
pronto! —gritó de repente ella, ya alejándose corriendo mientras luchaba contra
el cansancio de sus pies dentro de los enormes tacones.
—Si, claro—respondió
él, a la nada.
Con algo de
suerte ella no llegaría tan pronto, y él podría hacer lo que tenía pensado.
El cuadro era
realmente desagradable.
ChangMin se
aseguró de que no hubiera animales cerca que pudieran alterar su tarea y, con
mucho cuidado, comenzó a juntar las entrañas del joven
Gracias al
cielo llevaba guantes, y la sangre no manchó más que estos.
Pero los
órganos eran resbaladizos y ChangMin estaba muy nervioso.
Era la primera
vez que iba a hacerlo estando completamente consciente de ello.
Las otras
veces habían sido sólo pruebas. Confirmaciones.
Esto era real.
Muy real.
Un pedazo de
tripa se rompió, cayó contra el piso y salpicó sangre sobre los pantalones
negros de ChangMin.
Oh. Que genial.
Lo tomó de
vuelta entre sus manos lo más rápido que pudo.
Tenía todas
las entrañas juntas ahora, las acomodó dentro del agujero que se había formado.
La sangre
seguía expandiéndose por la calle, no tenía caso tratar de recuperarla. Ya
estaba sucia.
ChangMin
supuso que necesitarían algunas transfusiones más tarde.
Se quitó los
guantes.
Y comenzó.
Los órganos
comenzaron a retorcerse bajo su palma,
buscando el cuerpo al que alguna vez pertenecieron.
Los pedazos de
carne, de piel, iniciaron el proceso de juntarse, poco a poco, carne rota se
junto a otra carne rota y crearon una figura lisa de nuevo.
Los órganos se
repararon, el pedazo que había rotó ChangMin se compuso y se acomodó en su
respectivo lugar dentro del cuerpo del chico. Cuando los órganos estuvieron en
su lugar, la piel ya restaurada, cubrió el agujero y al mismo tiempo las cuatro balas emergieron, cayeron sobre el
piso y rebotaron.
El olor a
pólvora volvió con eso, pero las balas ya estaban frías.
ChangMin se
incorporó, y el muchacho abrió los ojos.
—Hola—ChangMin
lo miró desde arriba, y fingió estar observando su rostro por primera vez.
—Ah, hola—el
chico gimió y se tocó la cabeza. Le extrañó sentir algo húmedo así que se miró
la mano.
Su mano tenía
sangre, un grito quedó atorado en su garganta.
—Iba pasando
por aquí y te vi resbalar debido a la sangre, ¿estás bien?
El chico se
sentó con dificultad, al parecer la cabeza le dolía mucho porque no dejaba de
tocársela.
—Si, estoy
bien pero—notó que sus dos manos estaban ensangrentadas y bajó él, todo el piso
yacía manchado de sangre, cuyo olor le escocia la nariz.
—Ah—ChangMin
logró emitir una risa pequeña y casual—este lugar de vez en cuando funge como
matadero, tú sabes, vacas, cerdos. Los ejecutores no son muy limpios sin
embargo, es una pena que te hayas manchado así.
El chico miró
lentamente a su alrededor por un momento, cómo tratando de confirmar lo dicho
por ChangMin con sus propios ojos, pero ChangMin no lo dejó terminar, lo tomó
por el codo y prácticamente lo levantó con su propia fuerza. El joven había
perdido mucha sangre después de todo.
—Si no es
muy imprudente de mi parte, ¿qué te parece si me acompañas a mi apartamento
para que busque un par de cosas para ti?, creo somos de la misma talla, y justo
ahora estoy haciendo un recorte de ropa, hay un par que no me quedan más, pero
estoy seguro de que a ti si—sonrió, sin mostrar los dientes. —Tú tienes una
cintura más pronunciada y pequeña.
El chico
sonrió y bajó el rostro, repentinamente abochornado.
ChangMin tomó
eso cómo un si implícito, tomó la muñeca izquierda del joven y comenzó a andar,
sin prisa alguna.
Luego de dar
unos seis pasos, el sonido angustiante y aturdidor de una ambulancia llenó todo
el lugar, ChangMin ni siquiera volteó a verla. Jaló al chico para que fuera a
su nivel, hombro con hombro, le sonrió y preguntó, con un toque de diversión en
la voz.
— ¿Cuál es tu
nombre?
El chico había
visto a la ambulancia con los pequeños ojos llenos de curiosidad, de la misma
forma cómo miraría un niño pequeño algo que ve por primera vez. Sus labios
abiertos ligeramente, en pos de palabras que tal vez se había olvidado de
decir. Sintió cómo si estuviera olvidando algo de si mismo en otro lado.
—YunHo—susurró.
Y siguió
caminando junto a ChangMin.
Creyó escuchar
la voz de la mujer, alterada a lo lejos.
Juro que estaba aquí, o algo así.
Alzó el brazo
y detuvo un taxi, espero a que YunHo
abordara primero, con movimientos lentos y casi titubeantes, y luego subió él.
En casa no
había ropa esperando un nuevo dueño, pero eso podía arreglarse.
Eres mío, susurró quejumbrosa una voz en su
cabeza, ahora eres mío.
Puedo hacer lo que quiera contigo.
Estiró los
labios en una sonrisa.
El taxi
regresó, y pasó al lado de la ambulancia, ChangMin se permitió mirar el rostro
de la mujer rubia con altos tacones, la miró expectante mientras sus cejas se
curvaban en una mueca burlona.
El taxi siguió
avanzando, y poco a poco dejó el sonido de la ambulancia atrás.
El joven YunHo
por su parte, se arremolino en su parte del asiento, esperando a por órdenes,
de forma inconsciente.
ChangMin sabía
que todavía no lo tenía por completo de su parte, pero era únicamente cuestión
de tiempo.
Siempre era
así.
Paseó los dedos por los manchados
guantes y los metió en uno de los bolsillos de su pantalón, antes de introducir
ambas manos en cada una de las bolsas de su abrigo.
YunHo no lo
miró mientras sus pensamientos y su persona misma se hundían en una nebulosa
capa, que destruía y creaba a la par.
Un nuevo ser.
Woo , Me quede unni , :O , por que , ya pense yo que ya mataste a mi bunny baby ;_; , y yo que soy sentimental , las lagrimas me salen al toque , me encanto .. aww , fascinant , y mas por que Changmin es posesivo con , el
ResponderEliminaraww , !!! Unni este oneshot tiene paara twhot , o tal vez pa mas xD ,, continualo , esta recontra hermoso ♥
!!!! Hermosisimo !!! Saranghae unni , estoy muy feliz por tu regreso :) !!
Ah , la cancion del Bezea !! Cool ♥ a mi no me gusta mucho el rap , pero este me lleno !! Lindo unni :) !! Saranghaeyo <3 !!!
My God que buena historia xD Juro que por un momento pense que YunHo ya no viviria auqneu no entiendo como ChangMin lo hizo pero en fin xDDD Lo ame fue demasiado asgdhgdhasghsgdhgashdgshsh♥ Y feliz por tu comeback~~ xDDD hsagdhasgdhasdhsaghdsa♥
ResponderEliminarMuchas Graciassss *u* ♥~~