Castañas

Soy pésima para las fechas y mi memoria es un asco, un barco sin vela.
Tal vez deba darles esto de regalo en conmemoración por el próximo mes de Octubre.
Tal vez.

YunHo comenzó a removerse cuanto podía en el diminuto espacio, las piernas se le habían entumido y las sentía cómo piedras, jalando en un cosquilleo demandando movimiento para calmarse.

Aburrido, y sin poder moverse cómo quisiera, con sus uñas escribió sobre la madera su nombre.

—Yun…Ho—una a una las letras nacieron, algo torcidas sobre la madera de no muy buena calidad, rió como un tonto cuando se le ocurrió otra cosa que escribir.—Chang…Min—el nombre de su amante se materializó al lado del suyo y YunHo unió los nombres colocando una “&”, luego los encerró en un torcido corazón, riendo cómo estúpido.

Acercó la lengua al grabado no muy profundo y lo lamió, línea a línea, al separarse tenía una mueca de desagrado pero sonrió al notar que ahora los nombres brillaban, cómo embalsamados por su saliva.

Estaba a punto de soltar una risa cuando oyó movimiento por encima de su persona, impaciente pero consciente de la situación se acomodó debidamente, deseando con todas sus fuerzas que se tratara de su ChangMin, debía ser ChangMin.

Además sus cálculos le decían que debían ser apenas unas cuantas horas entrada la madrugada, el sol aún no salía así que no corría peligro alguno.

Fue cuestión de un rato para que YunHo se hartara de su posición y comenzara a patear la tapa de madera insistentemente, de todas formas ya sabía que era ChangMin, la extracción de la tierra encima de la madera ahora le permitía absorber todo el olor de su amante y los reclamos de la voz del Shim junto con palazos lentos le terminaron por confirmar todo.

Cuando oyó el sonido inconfundible de la pala siendo dejada bruscamente contra el piso, supo que ChangMin había terminado ya de sacar toda la tierra de encima, entonces YunHo comenzó a patalear con verdadera fuerza la madera frente a él.

—No seas impaciente cariño, ya voy—la voz cansada pero a pesar de eso cariñosa, le llegó.

Bajó los pies y esperó.

Con un crujido la madera fue levantada, YunHo entrecerró los ojos un poco al notar que restos de tierra caían sobre él.

—Ya te extrañaba—murmuró Shim al poder verle la cara, YunHo notó que le costaba mucho mantener la madera levantada así que lo ayudó y juntos la volcaron a un lado. —Lamento haberme tardado.

—Está bien—YunHo rodeó con sus brazos el cuello de su pareja, haciendo que ChangMin besara sus labios resecos y sucios al mismo tiempo que lo levantaba por la cintura, sacándolo de su frágil prisión—sabia que vendrías, así que no me desespere.

ChangMin le mandó una mirada cansada llena de escepticismo.

—Si claro, cómo digas mi amor.

YunHo le sonrió cómo un niño pequeño agradeciendo un dulce y lo volvió a besar, estaba a punto de arrastrarlo consigo hacia la salida cuando ChangMin detuvo sus acciones.

—Debemos dejarlo cómo estaba—se limitó a decir— ¿puedes hacerlo?, estoy muy cansado.

YunHo se guardó un bufido inconforme, sin embargo deshizo su agarre sobre ChangMin y tomó con ambas manos la tapa de madera lanzándola sobre el espacio considerable en la tierra, la manejó con gran facilidad, cómo si se tratara de algo liviano.

Luego llegaron los acometidos de siempre, apaleó la tierra sobre la caja de madera hundida en el suelo, cubriéndola por completo, no se tardo ni dos minutos, cuando hubo terminado se sacudió la tierra de las manos y sonrió hacia su amante.

— ¿La pala es tuya?

—No, ellos la dejaron aquí luego de enterrarte.

—Oh bien—YunHo soltó la pala dejándola apenas un poco separada de su tumba vacía— ¿nos vamos ya? —llegó hasta ChangMin y enredó uno de sus brazos con el del menor.

Comenzaron a caminar y Shim le rodeó la cintura con un brazo.

—Tengo listo el carro—informó—pero lo único que pude traer fueron unas cobijas, ¿estarás bien por la mañana?

—Soy un chico fuerte, mi amor.

Se detuvieron ante un bocho blanco, rayado por el tiempo.

—Lo sé—ChangMin acarició la frente de YunHo que tenía aún un poco de polvo, lo sacudió con su mano y poniendo ambas palmas al lado de la cabeza del Jung le besó en los labios con suavidad—pero sabes que no está de más para mí el cuidar exageradamente lo único que tengo en el mundo.

YunHo entrelazó sus manos por detrás de ChangMin.

—Tú me proteges en el día, y yo te protejo en la noche.

—Te cuidare con mi vida—susurró el humano antes de besar los labios dueños de sus deseos con fervor, poco pasó antes de que un crujido rompiera el silencio sepulcral de la noche.

El crujido de la carne abriéndose.

Cuando se separaron, ChangMin tenía los labios llenos de sangre, y YunHo se la lamia con premura.

—Estás muy hambriento, ¿cierto amor? —cuestionó Shim con tono divertido mientras dejaba que YunHo devorara sus pequeños hilillos de sangre.

—Me enterraron ayer, ¡claro que estoy hambriento!

—Lo entiendo—un beso más, dejado sobre los labios húmedos de sangre del vampiro, ChangMin abrió la portezuela del copiloto e hizo que YunHo se subiera—puedes estar aquí mientras no amanece, si nos encontramos a alguien del pueblo puedes tomarlo, pero tendrás que enterrarlo mi amor, no quiero más escándalos ¿oíste? —YunHo asintió obedientemente—en cuanto aparezcan los primeros rayos de sol te irás atrás debajo de todas esas cobijas, no dejare que nada te pase. Confía en mí.

YunHo se acercó a la cara de ChangMin y le lamió los labios con adoración.

—Confío en ti.

ChangMin sonrió, cerró la puerta y rodeó el automóvil para subir al asiento del piloto, con una mano en el volante y otra en la palanca de direcciones arrancó, YunHo se abrazó cuanto pudo a su brazo, acariciándole la mano lentamente.

—Lo que me sorprende es que se hayan dado cuenta tan rápido—murmuró YunHo, haciendo mohín con sus labios regordetes y rosados—nunca habían sido tan veloces.

—Quizá sea porque me volví bastante blando contigo cariño, no debí dejar que atacaras tan seguido.

—Quizás—concordó YunHo— ¿nos iremos muy lejos?

—Es lo mejor—afirmó ChangMin—no podemos arriesgarnos a que las historias de un vampiro sexy lleguen a otro pueblo, lo mejor es escoger está vez una enorme ciudad.

— ¡Sí!, ¡ciudad! —gritó de felicidad YunHo—pero también me gustan los pueblos—dijo después, algo afligido—¿no podremos vivir en un pueblo de nuevo ChangMinie?

—Tal vez dentro de un par de años mi amor—complació, acariciando los cabellos castaños del otro—tal vez dentro de un par de años.

YunHo recargó la cabeza en los muslos de su amante luego de un rato, respirando tranquilamente.

—Avísame cuando este por amanecer ChangMinie…

—Si—bajó la cabeza un momento, regalando un beso dulce a los parpados cerrados del Jung—por supuesto que lo haré querido.

YunHo sonrió, deslizando con suavidad la mano por el suéter que ChangMin llevaba puesto.

—Para siempre ChangMinie.

—Te amo también—susurró, y el motor del auto fue lo único que lo secundó luego, adentrándose entre la maleza del bosque, haciendo crujir las castañas bajo las llantas desgastadas y negras.

Canción que oía mientras nacían las letras;