Y bese sus
labios. Tan secos pero suaves, tan tibios pero toscos. Tan míos y tan suyos a
la vez.
Afuera llovía, un frió se colaba por los vidrios empañados pero a pesar de todo
no cerramos las cortinas. Era demasiado alucinante.
Gotas cristalinas
resbalaban; rápidas y nada temerosas al vació. El carbón de la chimenea
consumiéndose era el único sonido presente. Suspiró. De nuevo recordando
trivialidades.
—Es hermosa.
—¿Qué?
—La
lluvia—extendió la mano, la cual tome luego de besarle en la frente—me gusta
mucho mirarla. Mientras cae, es preciosa.
Sus ojos
chocolate brillaron, perdiéndose en la pureza del agua. Sonreí.
—A mi me
gusta más mirarte a ti.
Se sonrojó.
Pude sentirlo. Cuando una de mis manos tocó su mejilla; caliente, tirando a
tibia. A pesar de estar tan débil, pálido y delicado. Seguía con fuerzas
suficientes para mantener en su rostro un efímero sonrojo.
Sin quererlo
me sentí triste. Mantenía un sonrojo, si. Pero ya no se teñía de rojo, hasta el
punto en que sus orejas se volvían rosadas. Sus energías ya no daban para eso.
Sentí que
adivinaba mis pensamientos y apretaba mi mano aún contra su mejilla más fuerte.
—Voy a salir
de esta ChangMin. Lo prometo.
Mire a sus
labios, y me parecieron blanquecinos. Durante un tiempo, YunHo optó por
pintárselos de un leve rosa para disimular la carencia de tono y vida. Pero no
gustaba de besar unos labios pegajosos.
Aún si sus
labios ya no tuvieran vida, yo lo comprendería y amaría besarlos. Por el simple
hecho de ser suyos.
Me incline un
poco y bese una de sus mejillas lentamente, mientras por la otra se deslizaba
una lágrima que ya no sabia salada. Sino dulce. Quizá muy dulce.
Bebí un sorbo de café que, aunque amargo, me mantendría despierto y al margen.
Percibí un
chirrido, y sonreí cuando un débil apretón se apoderó de mi mano derecha.
—¿Has visto a
Bambi, Minnie?
Sus ojitos
preocupados hicieron que tuviera deseos salvajes de hacer cosas que lo
agotarían, cosas que sabia ya no podía hacer, ni de broma.
—No, ¿solo te
importa Bambi verdad?, quieres encontrarla para darle de comer y que el pobre
de Shim ChangMin se vaya al carajo y muera de hambre.
YunHo rió, y supe que hubiera estallado en carcajadas sino hubiera tosido
incontrolablemente primero. Trate de tranquilizarlo y cuando pude, observe en
mi mano un rojo vivo y tórrido.
—YunHo...estas
sangrando.
Limpie su
boca esa noche. Con la certeza de que eso no esfumaría las heridas que dentro
había.
—Minnie, te dije que te fueras a dormir.
—Solo sera un
momento.
Cerré la
puerta y me acurruque contra la espalda de YunHo tomándolo por la cintura.
Hacia mucho que no estábamos así; en la misma cama. Y aunque no estuviéramos
haciendo lo que mi corazón tanto ansiaba y lo que mi cuerpo anhelada
insistente, me encontraba feliz. Con el aroma delicioso de YunHo golpeando
contra mi frente, y su tenue respiración, señalada por un movimiento leve
de su cuerpo que sentía gracias a mi palma sobre su vientre.
Era dichoso.
Pero YunHo no.
—¿Qué te han
dicho?
—Lo mismo de
siempre—YunHo se volvió, quedando su nariz pegada a la mía—que te cuide mucho,
y que te de muchos besos—y dicho esto lo bese. Delicado y tierno, sin querer
meter mi lengua en su suculenta boca por temor a agotarlo demasiado.
—No te creo
nada—alcanzó a susurrar, pero sin alejarme en ningún momento.
Suspire entre
el beso, sintiendo como la suavidad de YunHo deleitaba mis labios y acariciaba
mi alma otorgándome paz. A pesar de saber que el sabor inusual de sus labios,
era porque las lágrimas le caían una tras otra por el rostro.
Quería
sentirme feliz y dichoso. El tiempo que pudiera seguir fingiéndolo.
El tiempo que
YunHo pudiera seguir estando a mi lado.
Porque ese
tiempo no duraba para siempre.
—A ver, ¿quien quiere el trenecito?
—¡Yo!
Acerque la
cuchara cargada de sopa a sus labios, le di unas vueltas tirando un poco en el
proceso, para luego ignorar lo anterior e introducir sin consideración el dulce
jugo caliente en mi boca.
—¡ChangMin,
eres muy cruel!
—Solo
contigo, sientete especial.
Me sonrió y
jaló el plato hacia si.
—Olvídalo, tú
no me vuelves a alimentar—fingió enojo y me arrebató la cuchara.
Bien, en algo
estábamos de acuerdo. Yo no servía para ceder buenos alimentos a alguien que no
fuera mi inseparable estomago.
—Te amo
ChangMin.
Y esa
declaración logró dejarme sin aliento. No es que no lo supiera, ni mucho menos.
¿Quien que no me amara pasaría siete años aguantándome todo?
Pero no sabia
como reaccionar, una cosa era saberlo y no dudarlo, y otra escucharlo y tener
que reafirmarlo. YunHo sabia que no era cursi, así que para cuando quise abrir
la boca y murmurar un "Yo también", él ya había pronunciado lo
siguiente;
—Yo se que tú
también a mi, no te preocupes.
Y me sonrió.
Como hace mucho no lo hacia.
Como hace
mucho no podía hacerlo.
Supongo que
no esperaba nada más de mi, quizá una sonrisa, quizá un beso.
Pero mis
sentimientos, mi instinto y mi necesidad me nubló todo. Y por un instante, tal
vez más quizá, no se. Deje de ser yo mismo y lo olvide. Olvide que Shim
ChangMin nunca decía cosas dulces.
—Yo también
te amo—lo jale de un brazo y lo aprese en los míos, fuerte y rudo, olvidando
ser cuidadoso con el frágil YunHo—te amo mucho YunHo ¿entiendes?, ¡te amo con
un carajo! Y tienes que saberlo, así cuando me abandones no te olvides de mi
cara.
Sentí su
respiración nerviosa sobre mi pecho, y sus manos aferrarse después a mis
brazos, cerrando sus puños débiles sobre la tela de mi chaqueta.
—Si ChangMin,
lo entiendo.—Y me sonrió de nuevo, divertido por que haya mencionado el hecho
de que él podía abandonarme pero yo a él no. Y sabiendo de antemano que eso no
era posible, sobre todo por que no poseía el tiempo para llegar a realizar algo
como aquello. YunHo tenia veinticuatro años, pero alguien le había estado
robando el tiempo. Que se consumía como las brasas prendidas de las chimeneas,
que nos daban calor pero sabíamos que se terminaría en algún momento.
Y YunHo era
mi brasa, esa que parecía consumirse demasiado rápido, y que su calor flaqueaba
debido al temor y a la fuerza que ya no existía en él, sino que se evaporaba
tratando de hacerme ignorarlo con una sonrisa.
Que día a día
perdía su brillo, consumido por la poca fortaleza. Y los crecientes
sentimientos.
por alguna razon no entiendo bien TOT
ResponderEliminarquien es bambi?
alguien esta enfermo?
O__________o
please aclarame esto ><...
conti..
awww lindo!!!!! <3 yunnie no lo dejes!!!!
ResponderEliminareeeeeeeeeh?? me dio mucha pena ;_; lo siento yunho e mi vida y leerlo asi asdasdasdasd ;___________; tengo que tener valor para leer lo que sigue ;_;
ResponderEliminarYo... T.T neta que tengo imán para las historias tristes, carajo.
ResponderEliminarHoy que me pasaste el link busque y dije ete titulo guta... y... y chinga que esta rete bonito y tiste u.u
Lo bueno que soy de corazón juerte! jajajaja si no imagínate Rienena
serias la culpable de mis primeras lagrimas en un fanfic romántico y desenlace inesperadamente obvio.
*Se le echa encima* eres genialosa ** y voy para leer el segundo heladote jojojojo
Gracias esta lindo ♥
;-; .. por que , estaba tan feliz y Ahora lei Este Helado ♥ Esta sumamente hermoso , soy muy sentimental e.e siempre lloro cuando las historias son bien triste T^T .. Me ire a leer otro helado , hermosoo ♥
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