lunes, septiembre 26, 2011

Primer helado

Y bese sus labios. Tan secos pero suaves, tan tibios pero toscos. Tan míos y tan suyos a la vez.

Afuera llovía, un frió se colaba por los vidrios empañados pero a pesar de todo no cerramos las cortinas. Era demasiado alucinante.
 

Gotas cristalinas resbalaban; rápidas y nada temerosas al vació. El carbón de la chimenea consumiéndose era el único sonido presente. Suspiró. De nuevo recordando trivialidades.
 

—Es hermosa.
 

—¿Qué?
 

—La lluvia—extendió la mano, la cual tome luego de besarle en la frente—me gusta mucho mirarla. Mientras cae, es preciosa.
 

Sus ojos chocolate brillaron, perdiéndose en la pureza del agua. Sonreí.
 

—A mi me gusta más mirarte a ti.
 

Se sonrojó. Pude sentirlo. Cuando una de mis manos tocó su mejilla; caliente, tirando a tibia. A pesar de estar tan débil, pálido y delicado. Seguía con fuerzas suficientes para mantener en su rostro un efímero sonrojo.

Sin quererlo me sentí triste. Mantenía un sonrojo, si. Pero ya no se teñía de rojo, hasta el punto en que sus orejas se volvían rosadas. Sus energías ya no daban para eso.
 

Sentí que adivinaba mis pensamientos y apretaba mi mano aún contra su mejilla más fuerte.
 

—Voy a salir de esta ChangMin. Lo prometo.
 

Mire a sus labios, y me parecieron blanquecinos. Durante un tiempo, YunHo optó por pintárselos de un leve rosa para disimular la carencia de tono y vida. Pero no gustaba de besar unos labios pegajosos.
 

Aún si sus labios ya no tuvieran vida, yo lo comprendería y amaría besarlos. Por el simple hecho de ser suyos.
 

Me incline un poco y bese una de sus mejillas lentamente, mientras por la otra se deslizaba una lágrima que ya no sabia salada. Sino dulce. Quizá muy dulce.



Bebí un sorbo de café que, aunque amargo, me mantendría despierto y al margen.
 

Percibí un chirrido, y sonreí cuando un débil apretón se apoderó de mi mano derecha.
 

—¿Has visto a Bambi, Minnie?
 

Sus ojitos preocupados hicieron que tuviera deseos salvajes de hacer cosas que lo agotarían, cosas que sabia ya no podía hacer, ni de broma.
 

—No, ¿solo te importa Bambi verdad?, quieres encontrarla para darle de comer y que el pobre de Shim ChangMin se vaya al carajo y muera de hambre.

YunHo rió, y supe que hubiera estallado en carcajadas sino hubiera tosido incontrolablemente primero. Trate de tranquilizarlo y cuando pude, observe en mi mano un rojo vivo y tórrido.
 

—YunHo...estas sangrando.
 

Limpie su boca esa noche. Con la certeza de que eso no esfumaría las heridas que dentro había.



—Minnie, te dije que te fueras a dormir.
 

—Solo sera un momento.
 

Cerré la puerta y me acurruque contra la espalda de YunHo tomándolo por la cintura. Hacia mucho que no estábamos así; en la misma cama. Y aunque no estuviéramos haciendo lo que mi corazón tanto ansiaba y lo que mi cuerpo anhelada insistente, me encontraba feliz. Con el aroma delicioso de YunHo golpeando contra mi frente, y su tenue respiración, señalada  por un movimiento leve de su cuerpo que sentía gracias a mi palma sobre su vientre.
 

Era dichoso. Pero YunHo no.
 

—¿Qué te han dicho?
 

—Lo mismo de siempre—YunHo se volvió, quedando su nariz pegada a la mía—que te cuide mucho, y que te de muchos besos—y dicho esto lo bese. Delicado y tierno, sin querer meter mi lengua en su suculenta boca  por temor a agotarlo demasiado.
 

—No te creo nada—alcanzó a susurrar, pero sin alejarme en ningún momento.
 

Suspire entre el beso, sintiendo como la suavidad de YunHo deleitaba mis labios y acariciaba mi alma otorgándome paz. A pesar de saber que el sabor inusual de sus labios, era porque las lágrimas le caían una tras otra por el rostro.
 

Quería sentirme feliz y dichoso. El tiempo que pudiera seguir fingiéndolo.
 

El tiempo que YunHo pudiera seguir estando a mi lado. 

Porque ese tiempo no duraba para siempre.



—A ver, ¿quien quiere el trenecito?
 

—¡Yo!
 

Acerque la cuchara cargada de sopa a sus labios, le di unas vueltas tirando un poco en el proceso, para luego ignorar lo anterior e introducir sin consideración el dulce jugo caliente en mi boca.
 

—¡ChangMin, eres muy cruel!
 

—Solo contigo, sientete especial.
 

Me sonrió y jaló el plato hacia si.
 

—Olvídalo, tú no me vuelves a alimentar—fingió enojo y me arrebató la cuchara.
 

Bien, en algo estábamos de acuerdo. Yo no servía para ceder buenos alimentos a alguien que no fuera mi inseparable estomago.
 

—Te amo ChangMin.
 

Y esa declaración logró dejarme sin aliento. No es que no lo supiera, ni mucho menos. ¿Quien que no me amara pasaría siete años aguantándome todo?
 

Pero no sabia como reaccionar, una cosa era saberlo y no dudarlo, y otra escucharlo y tener que reafirmarlo. YunHo sabia que no era cursi, así que para cuando quise abrir la boca y murmurar un "Yo también", él ya había pronunciado lo siguiente; 

—Yo se que tú también a mi, no te preocupes.
 

Y me sonrió. Como hace mucho no lo hacia.
 

Como hace mucho no podía hacerlo.
 

Supongo que no esperaba nada más de mi, quizá una sonrisa, quizá un beso.
 

Pero mis sentimientos, mi instinto y mi necesidad me nubló todo. Y por un instante, tal vez más quizá, no se. Deje de ser yo mismo y lo olvide. Olvide que Shim ChangMin nunca decía cosas dulces.
 

—Yo también te amo—lo jale de un brazo y lo aprese en los míos, fuerte y rudo, olvidando ser cuidadoso con el frágil YunHo—te amo mucho YunHo ¿entiendes?, ¡te amo con un carajo! Y tienes que saberlo, así cuando me abandones no te olvides de mi cara.
 

Sentí su respiración nerviosa sobre mi pecho, y sus manos aferrarse después a mis brazos, cerrando sus puños débiles sobre la tela de mi chaqueta.
 

—Si ChangMin, lo entiendo.—Y me sonrió de nuevo, divertido por que haya mencionado el hecho de que él podía abandonarme pero yo a él no. Y sabiendo de antemano que eso no era posible, sobre todo por que no poseía el tiempo para llegar a realizar algo como aquello. YunHo tenia veinticuatro años, pero alguien le había estado robando el tiempo. Que se consumía como las brasas prendidas de las chimeneas, que nos daban calor pero sabíamos que se terminaría en algún momento. 

Y YunHo era mi brasa, esa que parecía consumirse demasiado rápido, y que su calor flaqueaba debido al temor y a la fuerza que ya no existía en él, sino que se evaporaba tratando de hacerme ignorarlo con una sonrisa.
 

Que día a día perdía su brillo, consumido por la poca fortaleza. Y los crecientes sentimientos.

5 comentarios:

  1. por alguna razon no entiendo bien TOT
    quien es bambi?
    alguien esta enfermo?
    O__________o
    please aclarame esto ><...
    conti..

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  2. awww lindo!!!!! <3 yunnie no lo dejes!!!!

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  3. eeeeeeeeeh?? me dio mucha pena ;_; lo siento yunho e mi vida y leerlo asi asdasdasdasd ;___________; tengo que tener valor para leer lo que sigue ;_;

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  4. Yo... T.T neta que tengo imán para las historias tristes, carajo.
    Hoy que me pasaste el link busque y dije ete titulo guta... y... y chinga que esta rete bonito y tiste u.u

    Lo bueno que soy de corazón juerte! jajajaja si no imagínate Rienena
    serias la culpable de mis primeras lagrimas en un fanfic romántico y desenlace inesperadamente obvio.

    *Se le echa encima* eres genialosa ** y voy para leer el segundo heladote jojojojo

    Gracias esta lindo ♥

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  5. ;-; .. por que , estaba tan feliz y Ahora lei Este Helado ♥ Esta sumamente hermoso , soy muy sentimental e.e siempre lloro cuando las historias son bien triste T^T .. Me ire a leer otro helado , hermosoo ♥

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